27 de agosto de 2006

Cotidianeidad

El amor de piel no está hecho para mí.
no voy a encontrar si no me dejo buscar.
El viernes frío me ve regresar huidiza,
como todas las noches últimas en las que
paso desapercibida en el lugar de las citas.
Las sinuosidades de las manías son crueles,
los fantasmas incansablemente agotadores,
en la idiotez de un falso enamoramiento
inventado basándose en un encuentro furtivo.
¿Por qué será que extraño aún lo odiado?
¿Tan sólo por ser parte del conocido pasado?
Lo que en fin he palpado, evidenciado,
aunque fuese sólo instinto en mi inmadurez.
Extrañamente, extraño un futuro desconocido
del que no aguardo nada... ¿o todo?
del que vivo ensoñada... pero vivo.
Me desalienta esa intuición amenazante
de nunca tener en mis brazos
los brazos más simples y normales,
el cuerpo cotidiano y sus fealdades,
compartiendo con el mío una pasión hermosa,
y mis manos llenas de coraje
embisten la almohada que recoge mi bronca;
inútilmente llorando mi alma resopla
comprende que el amor no responde al egoísmo,
ni los ojos de nadie se fijan en otros cerrados,
ni las manos se posan en otras llenas de frío
ni las palabras duran mucho
cuando no hay nada que decir.

Voy rengueando por una gris avenida
Con un ala menos y un brazo dolido,
Con un corazón herido, con una alma rota
Que busca eternamente su mitad perdida.

3 comentarios:

Lisandro dijo...

En una invasión que prometo breve, no puedo dejar de sentirme identificado con esa cotidianeidad. Por supuesto, esa cotidianeidad es única en cada alma. Un beso, nos vemos.

Anónimo dijo...

Es hermoso este poema, y también me siento muy identificado a pleno.
El individuo que fue al ensayo el otro día.

Gulinha dijo...

Es hermoso este poema, y también me siento muy identificado a pleno.
El individuo que fue al ensayo el otro día.