22 de agosto de 2006

AÑO NUEVO!

Huele el aire a mamadera recién hecha,
a piel impregnada de sol y viento
en días alumbrados de arresto en flor.
Repetimos la tradición de una copa de más
para apagar las penas en simbólica ebriedad.
La magia de la esperanza que se renueva,
lo bien que se desea vivir en el día a día,
sólo decimos que nos gusta ser felices
y demostramos cuán contradictorios somos.
Una ilusión muy potente en este circo genial
una excusa destacable, poco reprochable, necesaria.
Los cielos se encienden en colores flasheantes
la gente se estrecha, se perdona, se llora,
se maldice, se venera, se propone y se deja llevar...
en esta danza emotiva parte del show circense.
Dentro del cajón del olvido permanecen encerrados
los malos momentos, el temor, la frialdad,
desplazados por el exceso y la cháchara terapéutica
velada de insomnio por recibirlo una vez más.
Amanece igual, pero ya no se rotula como solía hacerse.

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